“Un viejo maestro quería dar una enseñanza fundamental a su joven discípulo: “El ver qué sucede cuando los hombres se liberan de sus ataduras mentales y comienzan a vivir plenamente con sus potenciales”.
Así, tras visitar los parajes más pobres de una provincia, llegaron hasta la casa más triste de la comarca, donde pidieron alojamiento y pasaron la noche.
En aquella casa de seis metros cuadrados –acumulado de basura, desperdicios y cuyo techo dejaba filtrar el agua- vivían ocho personas (el padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos vestidos con ropas viejas y con mal olor) en la más absoluta pobreza, y cuyo único medio de subsistencia era una vaca flaca que les daba el alimento necesario para sobrevivir.